lunes, 28 de septiembre de 2015

Fundamentos de FD: Tipos de archivo fotográfico

Desde la perspectiva del fotógrafo digital, a la hora de considerar realizar fotografías, debemos considerar el formato de archivo en que deseamos llevar a cabo las tomas, esto afectará a nuestro trabajo final en, básicamente, tres aspectos: la calidad, el tamaño y la compatibilidad.

  • Acerca de la calidad hay poco que añadir, un mayor número de píxeles por pulgada en formatos que no hayan sido comprimidos nos proporcionará una mayor definición de la toma. Además, cada uno de estos píxeles tendrá más información captada por el sensor en función de si el archivo es más bruto o se ha recortado información para reducir tamaño.

  • De esta forma, el segundo aspecto a considerar es el tamaño de las imágenes que hemos tomado. Aquí hay que señalar que no se está considerando en exclusiva las dimensiones de la toma  - la cantidad de píxeles por lado - si no que además afecta al "peso" de la imagen, es decir, lo que ocupa en las tarjetas de memoria y el buffer del ordenador. Fotografías con mayor "peso" ocupan más espacio y permiten almacenar menos archivos, lo cual suele repercutir negativamente en el bolsillo de aquel que hace fotos, ya que te exige mayor capacidad tanto en las tarjetas de memoria, como en los discos duros de almacenamiento que estés usando.

  • Y finalmente, el último aspecto a considerar es la compatibilidad. Las consideraciones aquí vienen básicamente a rondar la idea de para qué se va a usar la imagen y con qué quiero editarla. Es un aspecto que en la práctica tiene poca incidencia, ya que los estándares de formato empleados normalmente suelen ser bastante polivalentes. No obstante, merece la pena aclarar alguna cuestión con los formatos en concreto.

Considerando así los tres aspectos principales que van a variar en función del formato que escojamos, vamos a abordar fundamentalmente tres tipos de archivo, que son los que se han consolidado como estándares en fotografía digital: el RAW, el JPEG y el TIFF.


  • RAW


El formato RAW (en inglés crudo, bruto o puro), hace referencia al tipo de archivo fotográfico digital cuya compresión no afecta en absoluto a la calidad o a la cantidad de información por píxel, por lo general en estos archivos entre 36 y 48 bits por pixel, lo que nos da como resultado imágenes de gran tamaño.

Este formato de compresión recoge absolutamente toda la información disponible en el sensor de la cámara, permitiéndonos no sólo obtener el tamaño y definición máximo que permite el sensor, sino que también faculta al usuario la posibilidad de editar cuestiones tan importantes como la temperatura de la luz (balance de blancos) o la propia exposición de la fotografía con los datos originales de la toma, por tanto, nuestro software de edición no tendrá que generar.

En contrapunto con la gran calidad que nos ofrece este formato se encuentran sus dos grandes desventajas. De un lado, al contener tanta información, se trata de imágenes de gran peso, lo que nos dificulta de manera logística la toma y el almacenaje de fotografías. Además, esto lo hace un formato poco propicio para otros usos como, por ejemplo, la exhibición en web, ya que al ser un formato tan pesado afecta negativamente a la transferencia en internet, dándonos tiempos de carga mucho más lentos.

De otro es la falta de estandarización ya que cada marca usa su propia versión del formato, haciéndolo además, en código cerrado. Este tipo de inconvenientes genera en muchas ocasiones problemas de compatibilidad ya que normalmente requieren de un software específico para poder abrirlos, obligando al fotógrafo muchas veces a descargar un plug-in (una extensión a un programa informático para añadirle una funcionalidad) para que su programa de edición pueda gestionar estos archivos. Si bien los programas de edición fotográfica más extendidos (Adobe Photoshop y Adobe Lightroom) suelen poder leer estos archivos de manera natural, en ocasiones se hace necesario actualizarlos para poder usar nuevas funcionalidades o nuevos formatos.

Este problema de compatibilidad se intentó revertir creando una versión libre de este formato llamada OpenRAW, que es una versión de código abierto y estándar, aunque de momento se ha desarrollado sin impacto en las marcas, que siguen fabricando con sus propios sistemas. Una alternativa similar a esta puede ser también el formato DNG (Digital NeGative format) de Adobe.


En la actualidad existen más de cien versiones del formato RAW, entre las más conocidas se encuentran los formatos propios de Canon (CRW y CR2), los de Nikon (NEF y NRW), los de Sony (ARW, SRF y SR2) o los de Kodak (TIF, K25,KDC,DCS, DCR y DRF).

  • JPEG


El otro gran formato es el JPEG , que es el formato estándar de compresión y codificación de imágenes fijas y que toma su nombre del comité de expertos que lo creó, el Joint Photographic Experts Group (Gran Conjunto de Expertos en Fotografía). Es importante resaltar que la expresión JPEG se usa indistintamente para indicar el archivo de imagen, como el tipo de compresión.

Al ser un formato estándar, todas las extensiones de archivo que puede tener (JPEG, JPG, JPE, JFIF, JFI o JIF) son reconocidas por la totalidad de gestores y editores de imagen y navegadores, lo cual elimina casi cualquier problema de compatibilidad que pudiera presentarse.

Otro punto a favor de las imágenes JPEG se encuentra en el tamaño de sus archivos, como ya hemos comentado con anterioridad se trata de un formato comprimido, lo que significa que reduce, entre otras cosas, el peso del archivo. Dentro de este formato es muy común poder escoger el grado de compresión de la imagen, siendo los más comunes JPEG 1:4, JPEG 1:8 y JPEG 1:16, que reducen los píxeles por pulgada en estas proporciones (es decir, que en JPEG 1:4, cuatro píxeles pasan a ser uno, por ejemplo).

La compresión que se realiza en este formato, no sólo nos proporciona una menor nitidez en la imagen, impidiéndonos realizar muchas ampliaciones o recortes si fuera necesario al perder profundidad de color -  recordemos aquí que el RAW solía contener entre 36 y 48 bits por píxel, mientras que el JPEG está estandarizado en 24 bits por pixel - si no que también nos hace dejar por el camino información acerca de, por ejemplo, la temperatura de color, de manera que en nuestras fotografías tomadas directamente en JPEG no podremos editar la temperatura de la luz, ni la exposición de la imagen sin perder información.

  • TIFF
 
El último formato del que vamos a hablar es el TIFF (Tagged Image File Format, o Formato de archivo de imagen por etiquetas).Se trata del formato estándar de imagen cuando se trata de fotografías dedicadas al ámbito editorial. De esta manera, la compresión sólo se hace sobre los datos que no afectan a la imagen. En resumen, se trata de un tipo de archivo que se encuentra a caballo entre el RAW y el JPEG.

Al ser un archivo un poco comprimido pierde información, no permitiendo al usuario poder variar el balance de blancos o la exposición de la fotografía como podíamos hacer en el RAW; mientras que, por otra parte, nos da una calidad de imagen bastante superior a la del JPEG, que tiene una compresión mayor. 

Otro problema de los archivos TIFF se encuentra en su peso, levemente inferior al de un archivo RAW de las mismas características, pero muy ampliamente superior su equivalente en JPEG. Sin embargo, los TIFF, al ser un estándar en el ámbito editorial, son ampliamente reconocidos por los programas de edición más reconocidos, haciendo que los problemas de compatibilidad sean casi inexistentes.

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